martes, 25 de agosto de 2009

DINAMISMO Y CLASES DE ECOSISTEMAS

Los ecosistemas son unidades dinámicas, sometidas a continuos cambios que afectan tanto a los elementos bióticos como a los abióticos. Cuando se produce algún cambio en un factor ambiental o biológico el ecosistema en conjunto tiende equilibrarlo mediante una vuelta a su estado natural o una equivalente. Existen tres posibles tipos de cambios dentro de un ecosistema:

- Sucesión: Se trata de un proceso de cambio que afecta a los elementos vivos de un ecosistema para conseguir lo que se conoce como clímax. Se considera clímax. el estado de equilibrio al que se llega después de todos estos cambios. El clímax. no supone necesariamente una vuelta a la situación original. Así, por ejemplo, después de un incendio en un bosque, se produce una sucesión de diferentes plantas hasta que se consiga llegar a la vegetación climática que puede ser un bosque con los árboles originales u otra forma de vegetación, puesto que la sucesión depende de otros factores como la lluvia , el suelo, la temperatura, etc.

- Ritmos: Los ritmos son transformaciones periódicas que se producen en los elementos bióticos de un ecosistema por acción de factores internos o externos. Por ejemplo, un árbol de bosque templado no consigue igual producción de materia orgánica en verano que en invierno.

- Fluctuaciones: Son las irregularidades o cambios que se producen con respecto a lo que sería un valor normal. Por ejemplo una menor disponibilidad de alimentos, fruto de una sequía puntual, llevaría a una menor producción de crías en muchos animales.

ECOSISTEMAS ACUATICOS:

son aquellos que se dan en el agua. La principal ventaja de los ecosistemas acuáticos es su menor dependencia con respecto a la temperatura. En un ecosistema terrestre la temperatura constituye un factor limitante, Mientras que el agua la temperatura tiene un valor más uniforme y no limita tanto la permanencia de los individuos.
Las principales desventajas de los ecosistemas acuáticos son la falta de nutrientes , la falta de oxígeno y la falta de luz a medida que aumenta la profundidad.

Mares y océanos:
En los ecosistemas marinos se distinguen distintas zonas ocupadas por seres vivos diferentes. La profundidad de las aguas es importante porque de ella dependen la luz y la temperatura y, por tanto, el tipo de organismos que se encuentran en estos ecosistemas.
En la plataforma continental (menos de 200 m) viven el plancton vegetal y animal, constituido por algas y crustáceos, fundamentalmente. Aquí se encuentra la zona fótica, la parte iluminada.
En la zona batial (entre 200 y 4.000 m) vive el necton, formado por peces, calamares, tortugas marinas, focas y ballenas.
En la zona abisal (más de 4.000 m) vive el bentos, constituido por estrellas de mar, esponjas y otros animales. A pesar de que la zona abisal es un ecosistema relativamente pequeño, sus aportes a la biodiversidad son significativos en cuanto a la variedad de especies presentes en ella, ya que muchos de los organismos que habitan estos abismos son únicos y no se encuentran presentes en ninguna otra región geográfica de la Tierra.
Estuarios, deltas y marismas

Los estuarios, deltas y marismas:
son los ecosistemas acuáticos más fértiles, en los que es mayor la variedad de seres vivos. Éstos se caracterizan por su gran adaptación a las mareas.
En estos ecosistemas depositan sus huevos muchas especies animales (moluscos, crustáceos y peces) y son lugar de descanso de peces migradores (como el salmón y la anguila).

Los rios y lagos:
son ecosistemas acuáticos en los que se distinguen tres zonas, con diferencias en las condiciones.

Zonas húmedas, ciénagas y pantanos:
Son ecosistemas muy fértiles, con muchos organismos vegetales y gran variedad de especies animales que dependen de ellos. Tienen especial interés porque se rellenan de agua y mantienen los acuíferos próximos.
De forma estacional, las corrientes de agua (debidas a las fuertes lluvias o las mareas) y los incendios liberan al agua muchos nutrientes. Cuando cesan estos fenómenos, los nutrientes se acumulan en el fondo, permitiendo la invasión de vegetales terrestres hasta que el humedal desaparece.

Aguas subterráneas y acuíferos:
Las aguas subterráneas constituyen ecosistemas muy útiles para el hombre. Son una de las principales fuentes de suministro para el uso doméstico y agropecuario, para lo cual deben ser depuradas debido a que su componente vivo está integrado por microorganismos.
Los acuíferos son acumulaciones de agua subterránea sobre una capa de terreno impermeable, formado normalmente por arcilla o pizarra. Son ecosistemas muy inestables, sometidos a grandes variaciones debido a la actividad humana.

ECOSISTEMAS TERRESTRES:

Los ecosistemas terrestres son aquellos en los que los animales y plantas viven en el suelo y en el aire. Allí encuentran todo lo que necesitan para vivir. Dependiendo de los factores abióticos de cada ecosistema, podemos definir distintos tipos de hábitat terrestres: desiertos, praderas y selvas. Los distintos vegetales y animales que habitan cada uno de ellos tienen características diferentes, ya que se han adaptado al hábitat en que viven. Cuando se producen cambios y alguna especie no puede adaptarse, muere pudiendo llegar a extinguirse.Desierto
En el desierto el suelo y el agua son muy escasos. La erosión del viento, las lluvias esporádicas e irregulares y el alto grado de evaporación son responsables de estas condiciones.
Los seres vivos, poco variados y dispersos, están adaptados al medio. Los vegetales crecen con gran rapidez aprovechando los momentos en los que hay humedad, desarrollan largas raíces o acumulan agua en sus tejidos. Los animales, por su parte, tienen hábitos nocturnos, permaneciendo en cuevas o madrigueras durante el día para resistir el calor.

La tundra:
o el desierto polar se caracteriza por su suelo helado, sus bajas temperaturas y su escasez de agua.
Los organismos vegetales (gramíneas y juncos en el deshielo, musgos y líquenes el resto del año) se desarrollan con rapidez en el corto verano y forman un delgado y resistente manto. Durante el deshielo, abundan los insectos. Por eso la tundra es un lugar idóneo para la nidificación de aves migratorias. También destacan herbívoros como el lemming o el alce, y sus depredadores, como el lince o el búho de las nieves.

La taiga:
TaigaMuy pocas especies son capaces de soportar las bajas temperaturas y la escasez de agua que se dan en la taiga o bosque perennifolio o de coníferas, aunque el número de individuos de cada una las escasas especies es elevado.
Así, la taiga se caracteriza por frondosos bosques de pinos y abetos y también arbustos (como el brezo y el arándano) entre los que viven, fundamentalmente, animales migratorios capaces de hibernar, como el oso; algunos reptiles y aves; el puercoespín, la ardilla y el alce.

Bosque templado:
El bosque templado o caducifolio se caracteriza porque en él las estaciones están muy diferenciadas. Las condiciones del medio permiten la supervivencia de una gran variedad de especies vegetales y animales.

Pradera, estepa y sabana:
La pradera presenta características intermedias entre el desierto y los bosques. En ella predominan las hierbas (gramíneas), los arbustos (aunque hay árboles dispersos) y los seres herbívoros.
La estepa se caracteriza por temperaturas extremas y unas lluvias escasas y mal repartidas. La vegetación herbácea de la estepa es espinosa y pierde la hoja en la estación seca.
La sabana está condicionada por sus dos estaciones: una lluviosa (entre abril y junio) y otra seca. La alta hierba sirve de alimento a numerosas especies de herbívoros, que a su vez sufren el ataque de un variado número de predadores y carroñeros.

Selva tropical:
La selva tropical, bosque tropical o pluviselva es un ecosistema característico de las zonas próximas al ecuador, donde las temperaturas y las precipitaciones son siempre elevadas. Es el ecosistema con mayor variedad de seres vivos.

Manglares:
Los manglares son bosques tropicales típicos de los estuarios de los grandes ríos y las zonas costeras. Deben su nombre a la especie vegetal dominante: el mangle. Se trata de un árbol muy peculiar que crece sobre el agua. Sus largas raíces se hunden en el fondo de la arena y lo sostienen sobre el agua.

Bosque mediterráneo:
El bosque mediterráneo es un ecosistema de clima templado, en el que los inviernos son suaves, los veranos calurosos y las lluvias escasas, irregulares y torrenciales.
Entre las especies vegetales hay árboles, arbustos y hierbas. Los árboles son principalmente encinas, alcornoques y robles, aunque los pinos también son abundantes. Entre los arbustos, las plantas aromáticas, el brezo, el madroño, el boj y el lentisco dominan el paisaje, y entre los animales destaca el jabalí.

Dehesa:
La dehesa es un pastizal seminatural que ocupa grandes extensiones en el centro, oeste y suroeste de la península Ibérica. La acción del hombre modificó el bosque mediterráneo, eliminando árboles y matorrales con talas, siegas, pastoreo e incendios controlados.
En la estructura de la dehesa hay una clara contraposición entre lo que sucede en las zonas altas y en las bajas. Así, desde las zonas elevadas se aportan agua, minerales y restos de animales y plantas que se acumulan en las zonas bajas. La continua pérdida que soporta provoca un proceso de rejuvenecimiento constante de estas zonas.
La dehesa es un ecosistema que sirve de modelo de equilibrio entre la explotación humana y la conservación de recursos naturales. La rentabilidad de la dehesa se basa en minimizar las entradas de energía, buscando el autoabastecimiento. Además, es un lugar idóneo de alimentación y reposo de las aves migratorias.

ECOSISTEMAS AEREOS:

Los ecosistemas aéreos son considerados como ecosistemas de transición dado que los individuos que lo integran no pueden estar en él de una manera permanente. Tienen que descender al suelo para buscar nutrientes, descansar, procrear, etc. Por este motivo, algunos especialistas los integran dentro de los ecosistemas terrestres.

Los ecosistemas aéreos están determinados, al igual que cualquier ecosistema, por sus integrantes, la relación entre sus integrantes, y por el medio ambiente que ofrece. Las algas, artemias e insectos que supimos aparecían en el desierto cada vez que llovía llegan a él por medio del viento; la primera colonización vegetal de la tierra fue llevada a cabo por los musgos, utilizando el viento como transporte, en el cual todavía hoy, los musgos y sus descendientes más evolucionados, liberan sus semillas y sus esporas. El musgo libera millones de esporas al viento, pero debe esperar los períodos secos, pues de otro modo las esporas absorberían humedad y no llegarían muy lejos; esto lo hacen protegiendo a las esporas por medio de cápsulas, que abren cuando las condiciones son favorables. Los hongos liberan aún más esporas al viento que los musgos: los de tamaño normal pueden liberar 100 millones de esporas en tan solo una hora.

El viento es también utilizado por plantas evolucionadas, como las orquídeas: cada flor libera hasta 3 millones de semillas al viento, pero como deben ser ligeras, no contienen alimento; por eso sólo algunas sobreviven: las que caen sobre ciertos tipos de hongo capaces de alimentarlas.
Otras plantas dotan con alguna porción de alimento a sus semillas voladoras, pero deben proveerlas de algún mecanismo para incrementar su superficie para así hacerlas flotar más tiempo: alas helicoidales por ejemplo, o “pequeños penachos lanosos”. En todos los casos de difusión por el viento solo una o dos semillas entre millones logra germinar y crecer hasta la madurez, pero son tantas las semillas liberadas que de todos modos este sistema ha logrado ser exitoso, llegando a poblar las zonas más alejadas y disímiles del planeta, como en el caso del musgo, de los hongos o de las orquídeas.

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